Por: Francisco Miraval / EFE
DENVER
Depresión, inseguridad alimenticia y problemas de acceso a viviendas adecuadas afectan a un importante número de familias latinas, especialmente a las madres, en las zonas rurales de Estados Unidos, según un estudio difundido hoy.
El informe de la Universidad Estatal de Iowa (ISU, en inglés) en Ames revela que un 58 por ciento de las mujeres hispanas recién llegadas al país presenta "síntomas bajos" de depresión mientras que el 42 por ciento restante experimenta "síntomas altos" de ese malestar.
Sin embargo, al tercer año de emigrar el número de madres latinas con depresión de bajo nivel llega al 70 por ciento.
Además, un significativo segmento de las familias hispanas en áreas rurales vive con una situación alimenticia "frágil", debido a una combinación de factores, incluyendo analfabetismo, familias numerosas, problemas de salud, desempleo, falta de acceso a servicios de ayuda y situación migratoria irregular.
En cuanto a viviendas, el reporte de ISU sostiene que aunque la mayor parte del crecimiento de la población en zonas rurales se debe a la llegada de inmigrantes latinos, éstos viven en viviendas inadecuadas, de poca calidad, con potenciales problemas de salud (humedad, moho) y con un número excesivo de ocupantes.
El proyecto "Hablan las Familias Rurales", realizado de manera conjunta por ISU y por la Universidad Estatal de Washington (WSU) en Vancouver, consistió en examinar por medio de entrevistas la situación socioeconómica de madres hispanas en ocho estados y compararla con madres no latinas en 14 estados.
Kimberly Greder, profesora asociada de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en ISU, explicó que el proyecto se concentró en analizar en detalle las vidas de 31 familias latinas en los condados Buena Vista y Tama de Iowa.
La mayoría de estas familias llegó a Estados Unidos desde México en los últimos 15 años, tiene hijos menores de 12 años y vive por debajo del nivel federal de pobreza.
Dos de cada tres de estos padres completó solamente la escuela primaria. En promedio, los padres trabajan 36 horas por semana y perciben entre 7 a 10 dólares por hora.
Según la investigación, entre las madres latinas la depresión se correlaciona con la falta de alimentos en la casa, debido a que éstas sienten la responsabilidad de alimentar a sus hijos y conectan esa responsabilidad con la satisfacción que sienten en la vida.
Otros factores que contribuyen a la depresión es trabajar largas horas y no estar en la casa junto a los hijos y la falta de una familia extendida que, por ejemplo, ayude a cuidar a los hijos si la madre está enferma.
El estudio define como "inseguridad alimenticia" a la imposibilidad por parte de la familia de adquirir suficiente comida como para que todos sus miembros mantengan una vida activa y saludable.
A nivel nacional, un 11 por ciento de las familias enfrentan este problema, pero entre los hispanos ese índice alcanza el 20 por ciento.
Un 58 por ciento de las familias rurales latinas deben elegir entre comprar comida o pagar los servicios públicos y además limitan la compra de alimentos a los más básicos (arroz y frijoles) para cumplir con la obligación que sienten de enviar dinero a sus familiares en México.
A su vez, la falta de dominio del inglés por parte de los inmigrantes y las leyes estatales que restringen el acceso a programas de ayuda para quienes no puedan demostrar "presencia legal" en el país impiden que las familias latinas necesitadas reciban ayuda de bancos de comida u otras organizaciones comunitarias.
En cuanto a la vivienda, según la investigación, en Oregón, los hispanos de zonas rurales viven en hogares construidos hace 35 años, mientras que en Iowa residen en edificios de las décadas de 1940 y 1950.
Aquellos que son dueños de su propiedad, por lo general compraron casas viejas y pequeñas, en algunos casos sin servicios de electricidad o agua potable.
Este equipo de investigadores planea realizar un estudio comparativo a largo plazo para hallar respuestas a los problemas detectados en su análisis inicial.
Publicado por: La Opinión
DENVER
Depresión, inseguridad alimenticia y problemas de acceso a viviendas adecuadas afectan a un importante número de familias latinas, especialmente a las madres, en las zonas rurales de Estados Unidos, según un estudio difundido hoy.
El informe de la Universidad Estatal de Iowa (ISU, en inglés) en Ames revela que un 58 por ciento de las mujeres hispanas recién llegadas al país presenta "síntomas bajos" de depresión mientras que el 42 por ciento restante experimenta "síntomas altos" de ese malestar.
Sin embargo, al tercer año de emigrar el número de madres latinas con depresión de bajo nivel llega al 70 por ciento.
Además, un significativo segmento de las familias hispanas en áreas rurales vive con una situación alimenticia "frágil", debido a una combinación de factores, incluyendo analfabetismo, familias numerosas, problemas de salud, desempleo, falta de acceso a servicios de ayuda y situación migratoria irregular.
En cuanto a viviendas, el reporte de ISU sostiene que aunque la mayor parte del crecimiento de la población en zonas rurales se debe a la llegada de inmigrantes latinos, éstos viven en viviendas inadecuadas, de poca calidad, con potenciales problemas de salud (humedad, moho) y con un número excesivo de ocupantes.
El proyecto "Hablan las Familias Rurales", realizado de manera conjunta por ISU y por la Universidad Estatal de Washington (WSU) en Vancouver, consistió en examinar por medio de entrevistas la situación socioeconómica de madres hispanas en ocho estados y compararla con madres no latinas en 14 estados.
Kimberly Greder, profesora asociada de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en ISU, explicó que el proyecto se concentró en analizar en detalle las vidas de 31 familias latinas en los condados Buena Vista y Tama de Iowa.
La mayoría de estas familias llegó a Estados Unidos desde México en los últimos 15 años, tiene hijos menores de 12 años y vive por debajo del nivel federal de pobreza.
Dos de cada tres de estos padres completó solamente la escuela primaria. En promedio, los padres trabajan 36 horas por semana y perciben entre 7 a 10 dólares por hora.
Según la investigación, entre las madres latinas la depresión se correlaciona con la falta de alimentos en la casa, debido a que éstas sienten la responsabilidad de alimentar a sus hijos y conectan esa responsabilidad con la satisfacción que sienten en la vida.
Otros factores que contribuyen a la depresión es trabajar largas horas y no estar en la casa junto a los hijos y la falta de una familia extendida que, por ejemplo, ayude a cuidar a los hijos si la madre está enferma.
El estudio define como "inseguridad alimenticia" a la imposibilidad por parte de la familia de adquirir suficiente comida como para que todos sus miembros mantengan una vida activa y saludable.
A nivel nacional, un 11 por ciento de las familias enfrentan este problema, pero entre los hispanos ese índice alcanza el 20 por ciento.
Un 58 por ciento de las familias rurales latinas deben elegir entre comprar comida o pagar los servicios públicos y además limitan la compra de alimentos a los más básicos (arroz y frijoles) para cumplir con la obligación que sienten de enviar dinero a sus familiares en México.
A su vez, la falta de dominio del inglés por parte de los inmigrantes y las leyes estatales que restringen el acceso a programas de ayuda para quienes no puedan demostrar "presencia legal" en el país impiden que las familias latinas necesitadas reciban ayuda de bancos de comida u otras organizaciones comunitarias.
En cuanto a la vivienda, según la investigación, en Oregón, los hispanos de zonas rurales viven en hogares construidos hace 35 años, mientras que en Iowa residen en edificios de las décadas de 1940 y 1950.
Aquellos que son dueños de su propiedad, por lo general compraron casas viejas y pequeñas, en algunos casos sin servicios de electricidad o agua potable.
Este equipo de investigadores planea realizar un estudio comparativo a largo plazo para hallar respuestas a los problemas detectados en su análisis inicial.
Publicado por: La Opinión
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