2/6/09

Desinformación y realidad

Por: Damián Jiménez Helena
República Dominicana (RD)

Aún en los países bananeros como el nuestro, los sectores de poder tienen sus propios medios de información. Los grandes capitales aumentan y se protegen con las campañas mediáticas que dicen lo que ellos quieren o dejan de decir lo que ellos no quieren, se dicen verdades a media, se repiten mentiras hasta convertirlas en verdades y la única verdad es que no hay verdad en lo que se dice; estamos frente a la prostitución de la palabra.

La industria farmacológica no es la excepción, esta también tiene su maquinaria desinformativa, esta vez la engrasó bien aumentando la proporción de una enfermedad, de esta manera, países con un sistema de salud pública mermado como lo es el nuestro, incapaz de erradicar el dengue, malaria, rabia y la mas fácil de tratar (el hambre como enfermedad) se han visto arrastrados por la propaganda del gran capital y lanzan su grito de batalla desafiando a la A- H1N1, poniendo 50 millones de pesos en reservas y un comité de notables para su combate -siempre es atractivo ese 10% “legal“ que estas transacciones generan-. ¡Payasadas!, jóvenes con mascarillas para protegerse de la influenza y fornicando sin condones, expuestos al Sida.

Es cuestionable el grado de propagación y letalidad de esta Influenza, si tomamos en cuenta que desde abril hasta finales de mayo la ciudad de México, con más de 23 millones de habitantes, la mayoría por debajo de los niveles de pobreza y hacinados, solo reporta 4,174 casos con solo 80 fallecidos; de todas maneras, saludamos estas medidas preventivas...

Me decía un etíope: Mientras en ustedes cunde el pánico por la A-H1N1 y discuten si es justa la acusación del uso de esteroides en los beisbolistas, nosotros discutimos como hacer para que una familia que gasta aproximadamente $35 pesos por día, no muera de desnutrición. Por este etíope supe que la técnica de la leche dietética para nuestros niños no es exclusiva de RD, tampoco las harinas que se distribuyen en África como ayuda humanitaria tienen los requerimientos proteicos necesarios. El control de calidad en Etiopía (como en R.D.) tampoco funciona, es propicio aclarar que en el caso de ellos es un regalo caro y en el de nosotros es una compra muy cara.

La peor desinformación es que no hay información de situaciones como la meningitis (infección que afecta a las membranas que cubren el sistema nervioso central) en Nigeria donde han muerto alrededor de 2,000 personas y hay más de 56,000 afectados, la mitad morirá si no usan la vacuna la cual cuesta el equivalente de RD$45 pesos (1 Euro), una cifra que el gobierno obliga a los ciudadanos a pagar; esta cantidad de dinero es lo que gasta una familia en un día para sobrevivir, por lo tanto, al escoger entre la vacuna y la comida diaria, es obvio que se quedaran sin vacunas.

De igual manera los medio de difusión resaltan más las tropelías de los piratas somalíes que la hambruna, los desplazamientos y las muertes entre hermanos en una guerra que no quiere morir.

Más de 3.2 millones de somalíes necesitan alimentos; los que pueden huyen de la guerra, la sequía y la miseria hacia lo que sería la tierra prometida (Yemen), para esto hacen la travesía en barcos, hacinados y amarrados, sin agua ni comida (hasta durante 6 días), y a veces, al final del trayecto son lanzados al mar en aguas profundas con el agravante de que la mayoría de los africanos no saben nadar por el temor de los traficantes de humanos.

El panorama que representa Yemen, la tierra prometida, es dantesco: una expectativa de vida de 54 años. De cada 1,000 nacimientos, 82.5 mueren. De cada 100 niños menores de 5 anos, 37 están desnutridos y solo un 47.5% tiene acceso al agua potable.

No hay que ser epidemiólogo para saber que las guerras producen desplazamientos, hacinamientos, hambre, enfermedades contagiosas, epidemias y pandemias. La ecuación hambre más enfermedad da como resultado, destrucción del sistema inmunológico (autodefensa), lo que no es entendido por los países exportadores de guerra.

Irak es un ejemplo de esto: mas de 1, 320,000 muertos, muchos sin enterrar o podridos en los ríos, 70% de la población carece de agua potable y un 80% sin alcantarillado. Quiérase o no conviven con estas personas que son de alto riesgo epidemiológico, soldados de países que se creen seguros por el simple hecho de usar medidas sanitaria adecuadas, se olvidan que las enfermedades contagiosas no necesitan visas ni respetan muros por muy altos que estos sean convirtiéndose, así cada soldado o personal que trabaja en ese país en un contaminante o agente de transporte de enfermedades a su país de origen o a cualquier otro país.

El Sida, la Tuberculosis y la Hepatitis bailan una danza macabra que se multiplica en ese gran caldo de cultivo que son esos 963 millones de personas que sufren de hambre en el mundo, la Tuberculosis mata 2 millones de personas al año, 9 millones contraen la enfermedad activa, siendo los enfermos de Sida (33 millones) los más propensos a enfermarse.

El gran capital no tiene espacio en sus medios de comunicación para difundir estos desastres humanitarios o quizás no quiere que se sepa que los gastos que genera un día de guerra en Irak son más que suficientes para combatir las muertes por epidemias en África Occidental.

Estamos en una época donde el fin justifica los medios, donde se hacen guerras con el único objetivo de sacar dinero, se promueven enfermedades, epidemias y pandemias con el mismo fin mercurial. No ha de sorprendernos pues, que las enfermedades en países sin disposición de dinero para combatirlas, tengan otra connotación en la propaganda de estas, así la definición de enfermedades, epidemias y pandemia es dada de acuerdo a la capacidad de compra de cada país. Es por lo anterior que los amos de la salud globalizada son insensibles e indolentes antes las grotescas disparidades sanitarias en los países de África.

Publicado por:
barrigaverde.net

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